Entre los cinco y nueve meses. En este periodo es muy conveniente dar a tu hijo su primera taza. Cada niño es único y sus aptitudes e intereses son distintos. Si tu hijo no muestra interés por la taza, no lo fuerces e inténtalo de nuevo más adelante. Aprender a beber de manera independiente es un paso importante en el crecimiento. Conlleva mucha práctica y también un poco de caos, ¡es parte de la diversión! Comprueba que tu hijo está sentado erguido siempre que vaya a beber, así evitamos que se atragante.

Asimismo, son importantes las bebidas que les damos. Lo recomendable es agua, leche y zumo de frutas sin azúcares añadidos.